jueves, 22 de noviembre de 2012

HOJA INFORMATIVA Nº 814



DEL 25 DE NOVIEMBRE AL 2 DE DICIEMBRE DE 2012. Nº 814

CULTO EN ARAIA

Domingo 2 de diciembre, a las 12h, Misa

CULTO EN L'ALCORA

· Domingo 25 – CRISTO, REY DEL UNIVERSO.
Colecta PRO-OBRAS
* A las 12’30h, Misa de Santa Cecilia, patrona de los músicos.
* A las 13’15h, BAUTIZOS.

· Viernes 30 – San Andrés, apóstol.
· Sábado 1 – A las 18h en San Francisco, Aniversario de María Vives Edo.
* A las 19h en la Parroquia, Aniversario de Teresa Turu Estrella.
* A las 21’15h en la Capilla del Santísimo, Vigilia de la Adoración Nocturna.

· Domingo 2 – PRIMERO DE ADVIENTO.
* Colectas destinadas para CÁRITAS.

ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO. Miércoles 28 de noviembre

De 11h a 12h en San Francisco.
Desde las 17’30h hasta la Misa, en la Parroquia.
* A las 18’30h tendrá lugar el rezo de vísperas.

IGLESIA ¿QUÉ APORTAS?

La reflexión más inmediata sobre la aportación de la Iglesia Católica a la  sociedad, la encontramos en las realidades constantes y sonantes que ella nos ofrece, más que teorizando sobre el tema. Y, desde ahí, se puede afirmar, que la Iglesia creó la civilización occidental. Ha sido, pues, el suyo un aporte claramente positivo. Lo ha realizado y lo sigue realizando a través de sus instituciones en cada uno de los países del mundo, sin excluir ninguno.
La historia nos habla de un abanico amplísimo de actuaciones de la Iglesia, todas ellas enormemente positivas: creación de las primeras Universidades (en Europa y en América), papel de los Monasterios como salvadores del saber, fundación de los principales hospitales, establecimiento de importantes colegios… obras de arte en todas sus ramas (arquitectura, pintura, escultura…), sistemas de medición (como el calendario gregoriano) e inventos útiles para la agricultura y el desarrollo, en general, de los pueblos… protagonismo en la lucha por la defensa de la vida humana, interés por la protección del medio ambiente…
Hoy, sobresale para nosotros la actuación de la Iglesia en el campo de la educación, de la sanidad y de la promoción social. La crisis que padecemos nos está revelando la dimensión más genuina de la Iglesia ocupada y preocupada por el hombre más necesitado y más empobrecido. Ninguna otra institución se está mojando tanto ni de manera tan comprometida por aliviar las consecuencias de una situación tan dura como la que hoy vivimos. Aunque esto, por otra parte, no puede hacernos ignorar que esa misma labor la viene realizando la Iglesia, incluso y sobre todo, más allá de nuestras fronteras, desde que la Iglesia es Iglesia.
Dos cosas cabe subrayar ante todo esto. Por una parte, las obras humanas tienen inevitablemente sus limitaciones y sus sombras. Pero las deficiencias que puedan recogerse en el actuar de la Iglesia no disminuyen para nada la verdad de su labor. Por otra parte, habrá que preguntarse dónde está la raíz de ese actuar de la Iglesia. Los creyentes diremos que se encuentra en el mismo Dios. Jesucristo nos revela a un Dios pendiente del ser humano y volcado salvadoramente para con él. La Iglesia y cada uno de sus miembros sabe que la ayuda al otro es parte de su ADN.
Sumarse al quehacer de la Iglesia y colaborar con ella es tanto como colaborar en su acción positiva a favor de la humanidad.
Apostar por la Iglesia es hacerlo por una sociedad distinta a cualquier otra, y por supuesto, mejor que cualquier otra, ya que los valores que se derivan de aquella para con ésta sólo la Iglesia puede aportárselos. Apostar por la Iglesia es abrir nuestra historia a su verdadero futuro, el de un hombre y una humanidad radicalmente renovados.
Termino con unas palabras de H. de Lubac (Diálogo sobre el Concilio Vaticano II): «Aunque se viera reducida a un pequeño rebaño, lleva consigo la esperanza del mundo. Continuamente maltratada por todos nosotros, desde dentro y desde fuera, parece siempre que está agonizando, pero realmente siempre está renaciendo. Amo a nuestra Iglesia, con sus miserias y humillaciones, con las debilidades de cada uno de nosotros, pero también con la inmensa red de su santidades ocultas».
Miguel Esparza Fernández