viernes, 18 de julio de 2014

HOJA INFORMATIVA Nº 900



DEL 20 AL 27 DE JULIO DE 2014

CULTO EN L’ALCORA

· Domingo 20 – XVI DEL TIEMPO ORDINARIO.
          * A las 13h, BAUTIZOS.

· Martes 22 – Santa María Magdalena.
· Miércoles 23 – Santa Brígida, religiosa.
· Viernes 25 – SANTIAGO, apóstol, patrono de España.
· Sábado 26 – San Joaquín y Santa Ana.
          * A las 19’30h en la Parroquia, Aniversario de Milagros Mezquita Safont.

· Domingo 27 – XVII DEL TIEMPO ORDINARIO.
- Colectas para las Obras de la casa de Cáritas -
          * A las 9h en San Francisco, Misa del Barrio de San Jaime.

FIESTA DE SANTIAGO, APÓSTOL

   El 25 de julio se celebra al apóstol Santiago, patrono de España. Al ser fiesta de precepto y, con el fin de facilitar la asistencia a la Eucaristía, la misa vespertina del jueves 24 será de la fiesta al igual que las del día 25.
   Hijo de Zebedeo y Salomé, Santiago era pescador y trabajaba con su padre y su hermano Juan junto al lago de Galilea cuando Jesús lo llamó. Los dos hermanos forman, junto a Pedro, el grupo de tres apóstoles que Jesús quería tener junto a sí en los momentos más importantes. Después de la resurrección, Santiago será el primer apóstol que dará la vida por Jesús. La tradición dice que predicó en la península ibérica, y que sus restos, después de su muerte en Jerusalén, fueron llevados a Galicia, donde actualmente se veneran.

CD “A GERMAN SOUL” (UN ALMA ALEMANA)

   Tienen a disposición el CD de música grabado en la Parroquia, en la Oficina parroquial y en las sacristías de San Francisco y la Parroquia. El donativo de 10 €, será destinado a sufragar las obras de la casa de Cáritas.

IMPORTANCIA DE LO PEQUEÑO

(Comentario al Evangelio del domingo)
   Al cristianismo le ha hecho mucho daño a lo largo de los siglos el triunfalismo, la sed de poder y el afán de imponerse a sus adversarios. Todavía hay cristianos que añoran un Iglesia poderosa que llene los templos, conquiste las calles e imponga su religión a la sociedad.
   Hemos de volver a leer dos pequeñas parábolas en las que Jesús deja claro que la tarea de sus seguidores no es construir una religión poderosa, sino ponerse al servicio del Reino de Dios, sembrando pequeñas “semillas” de Evangelio e introduciéndose en la sociedad como pequeño “fermento” de vida humana.
   La primera parábola habla de un grano de mostaza que se siembra en la huerta. ¿Qué tiene de especial esta semilla? Que es la más pequeña de todas, pero, cuando crece, se convierte en un arbusto mayor que las hortalizas. El proyecto del Padre tiene unos comienzos muy humildes, pero su fuerza transformadora no la podemos ahora ni imaginar.
   La actividad de Jesús en Galilea sembrando gestos de bondad y de justicia no es nada grandioso y espectacular: ni en Roma ni en el Templo de Jerusalén son conscientes de lo que está sucediendo. El trabajo que realizamos hoy sus seguidores es insignificante: los centros de poder lo ignoran.
   Incluso, los mismos cristianos podemos pensar que es inútil trabajar por un mundo mejor: el ser humano vuelve una y otra vez a cometer los mismos horrores de siempre. No somos capaces de captar el lento crecimiento del reino de Dios.
   La segunda parábola habla de una mujer que introduce un poco de levadura en una masa grande de harina. Sin que nadie sepa cómo, la levadura va trabajando silenciosamente la masa hasta fermentarla enteramente.
   Así sucede con el proyecto humanizador de Dios. Una vez que es introducido en el mundo, va transformando calladamente la historia humana. Dios no actúa imponiéndose desde fuera. Humaniza el mundo atrayendo las conciencias de sus hijos hacia una vida más digna, justa y fraterna.
   Hemos de confiar en Jesús. El reino de Dios siempre es algo humilde y pequeño en sus comienzos, pero Dios está ya trabajando entre nosotros promoviendo la solidaridad, el deseo de verdad y de justicia, el anhelo de un mundo más dichoso. Hemos de colaborar con él siguiendo a Jesús.
   Una Iglesia menos poderosa, más desprovista de privilegios, más pobre y más cercana a los pobres, siempre será una Iglesia más libre para sembrar semillas de Evangelio, y más humilde para vivir en medio de la gente como fermento de una vida más digna y fraterna.