viernes, 5 de junio de 2009

HOJA INFORMATIVA Nº 633

PARROQUIA DE L’ALCORA
DEL 7 AL 14 DE JUNIO DE 2009.


CULTOS EN L'ALCORA

· Domingo 7 – SANTÍSIMA TRINIDAD.
HORARIO: 9’00h en San Francisco.
10’30h en las Carmelitas.
11’00h en la Parroquia.
12’30h en la Parroquia, Misa del Barrio de la Sangre.
* A las 13’15h, BAUTIZOS.

· Jueves 11 – San Bartolomé, apóstol.
* A las 9’30h en la Parroquia, Misa de Santa María Rosa Molas.
· Sábado 13 – San Antonio de Padua.
* A las 20’30h en la Parroquia, Vigilia Extraordinaria del Corpus Christi.

· Domingo 14 – SOLEMNIDAD DEL CORPUS.
HORARIO: 9’00h en San Francisco.
10’00h en las Carmelitas.
11’00h en la Parroquia, Misa Solemne y, a continuación, Procesión del Corpus Christi.
* Colectas destinadas a CÁRITAS.

ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO

Miércoles 10 de junio desde las 15h hasta la Misa.
Último día de Exposición hasta después del verano.

CONVOCATORIA

- Jueves 11 a las 21’30h en los salones parroquiales, reunión del Consejo de Pastoral Parroquial.

FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Dios es único pero, al mismo tiempo, es comunidad amorosa: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amor donde está presente la diversidad: tres personas distintas; y amor que une hasta el imposible, desde la perspectiva humana: un solo Dios.
Y esta realidad nos interpela a nosotros, la comunidad cristiana. Estamos invitados a vivir el misterio del amor trinitario de Dios, a compartir este amor con todos. Somos «hijos de Dios» (segunda lectura) y como hijos e hijas debemos participar del amor único de Dios, nuestro Padre.
La unidad debe ser nuestro estandarte, nuestra bandera, aunque, eso sí, sin confundirla nunca con la uniformidad; respetando y amando también la diversidad, las diferencias del otro.
Convencidos que nada hay mejor para la humanidad que este mensaje de amor, de respeto, de unidad. Por eso, el evangelio nos invita a proclamarlo, a predicarlo a «todos los pueblos», a todas las personas, con nuestra palabra aunque, sobre todo, con nuestros gestos, con nuestras vidas. Jesús se queda entre nosotros «todos los días, hasta el fin del mundo»: es nuestro consuelo, nuestra fuerza, quien hace posible que nos empeñemos y no desfallezcamos en esta empresa.

PROCESIÓN DEL CORPUS CHRISTI

Una de las pocas procesiones mandadas por la Liturgia misma de la Iglesia es la del Corpus. Nos dice así el Ceremonial de los Obispos: “Como celebración peculiar de esta solemnidad, está la procesión, nacida de la piedad de la Iglesia; en ella el pueblo cristiano, llevando la Eucaristía, recorre las calles con un rito solemne, con cantos y oraciones, y así rinde un público testimonio de fe y de piedad hacia este Sacramento.” (CE386)
Esta es, pues, la procesión más importante que hacemos a lo largo del año por las calles de nuestro pueblo. Es la Presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, la que nos convoca y a la que queremos rendir nuestra adoración y mejor homenaje. Todas las demás procesiones con imágenes del Señor, de la Virgen y de los Santos, son recuerdo y devoción a misterios concretos, aspectos parciales, que tienen sentido si se refieren dentro de la fe católica a la venida de Nuestro Señor Jesucristo para entregar su Cuerpo y su Sangre por nuestra Salvación.
Queremos dar las gracias a cuantos, a lo largo del año, os ocupáis más directamente de la Eucaristía: Adoración Nocturna, Camareras de Jesús Sacramentado, Cofradía del Corazón de Jesús,… formas clásicas y diversas de atender la Presencia Real de Jesucristo en su Cuerpo entregado y en su Sangre derramada. También a los que participáis directa o indirectamente en la procesión de este día, adornando las calles y plazas por las que transcurre el Santísimo Sacramento.
La próxima fiesta del Corpus, es motivo para plantearnos en el seno de la Comunidad Cristiana, de la Iglesia, la asistencia fervorosa a la Eucaristía y la Procesión. En el sacramento de la Eucaristía tenemos la cercanía y la presencia salvadora del Señor. En el ir y venir de la vida, no estamos solos: Jesucristo ha acompasado su caminar al nuestro; mejor, Él es el Camino. No es verdad que unos seamos más dignos que otros, Él es la Verdad y no se ocultó ni se alejó de nadie. Por fin, Él es la Vida, y, sin Él, nos quedamos vacíos en nuestro progreso material, en nuestro egoísmo discriminador.