martes, 25 de agosto de 2009

HOJA INFORMATIVA Nº 644

PARROQUIA DE L’ALCORA
DEL 23 AL 30 DE AGOSTO DE 2009


CULTOS EN L'ALCORA

Domingo 23 – XXI DEL TIEMPO ORDINARIO.

Lunes 24 – San Bartolomé, apóstol.
Miércoles 26 – A las 19’30h en la Parroquia, Aniversario de Felicidad Negre Albero.
Jueves 27 – Santa Mónica.
* A las 12’30h en la Parroquia, Misa de la Asociación de Jubilados y Pensionistas “L’Alcalatén”.
Viernes 28 – San Agustín, obispo y doctor.
Sábado 29 – Martirio de San Juan Bautista.
* A las 18’30h, Misa en San Francisco.
* No habrá Misa vespertina en la Parroquia.

Domingo 30 - FIESTA DEL STMO. CRISTO DEL CALVARIO
Horario de Misas y Procesión:
* 9h en San Francisco
* 10’30h en las Carmelitas
* 11’30h en la Parroquia, Misa Solemne.
* 19h en la Parroquia.
* 20h Ofrenda de flores al Cristo y Solemne Procesión al Calvario.

TAPICES DEL CRISTO

Quienes deseen comprar Tapices del Cristo para colgarlos en los balcones durante las fiestas, los pueden adquirir en el Calvario, en el estanco de Amparo o en la tienda de Carmen Navarro (C/ Constitución). Su precio es de 20 €.

BESO A LA IMAGEN DEL STMO. CRISTO

Haciéndonos eco de las informaciones que han salido recientemente en los medios de comunicación sobre la posible relación del contagio de la Gripe A con la veneración de reliquias o imágenes, informamos que, vistas las medidas que se están tomando en otras parroquias, y consultadas las autoridades sanitarias locales, los fieles pueden venerar la imagen del Stmo. Cristo sustituyendo, si lo creen conveniente, el tradicional beso a los pies con inclinación de cabeza o tocando la imagen.

COLECTA DE LA PROCESIÓN

En este año, especialmente complicado en lo laboral y en lo económico, no debemos ni podemos olvidar nuestro compromiso y nuestra pertenencia a la gran familia que nos une a todos, más allá de toda diferencia: la comunidad cristiana de nuestra Parroquia.
Llegado el día de la celebración de la festividad del Stmo. Cristo del Calvario, ante la procesión y la colecta especial que se realiza con motivo de la misma y que se destina al mantenimiento y gastos generados por el ermitorio del Calvario, tengamos todos presente nuestra parte de responsabilidad para sostener este lugar emblemático que es de todos y cada uno de nosotros.

PARA TU REFLEXIÓN

“Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6, 68)
Caminamos dando vaivenes y envueltos en palabras, penetrados por las palabras, orientados-desorientados por las palabras, escandalizados, acariciados, abrumados, halagados o engañados por las palabras, impresionados y amados también por las palabras. Y uno, a su vez, ha lanzado a los cuatro vientos, como bandadas de palomas, miles de palabras ¿de amor? ¿de verdad? Mucho me temo que simplemente palabras, palabras, palabras.
Hemos de reconocer las palabras orientadoras de nuestros padres en la infancia, y las siempre educadoras palabras de nuestros profesores, las palabras del saber y la belleza de los libros con que nos formamos. Palabras que han ayudado a forjar criterios en nuestra vida. No es menos cierta la presencia de palabras desorientadoras que oscurecen el camino. ¡Cuánta palabra hipócrita y mentirosa! ¡Cuánta propaganda de lo efímero y de lo innecesario como si fuese necesario! En este llamado “mundo de la información y de las tecnologías” vivimos desinformados, malinformados, deformados. Las ideas claras y los criterios sólidos como base de actuación parecen confundirse con la fuerza de su subjetivismo conformista que se nos ofrece como bandera de modernidad.
También hemos recibido, a parte de luz y oscuridad, palabras de amor y ternura, de comprensión, de aliento y solidaridad, palabras que han ayudado a reaccionar noblemente a mis sentimientos. Si bien también han ido acompañadas de palabras que, como vientos fríos, querían endurecer mi alma: cinismo y burla, crítica despiadada, palabras incitadoras al odio, a la apatía, al endurecimiento personal.
Pero resulta que yo también, como Pedro, me encuentro con Alguien que me dice: “Mis palabras son espíritu y vida”. Y, ¿qué haré yo, caminante perdido? ¿No será el momento de entregarme a Él y decirle: “¿A dónde iré, Señor, si Tú tienes palabras de vida eterna?”