jueves, 17 de noviembre de 2011

HOJA INFORMATIVA Nº 761

DEL 20 AL 27 DE NOVIEMBRE DE 2011

CULTOS EN L'ALCORA

· Domingo 20 – SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO.

· Lunes 21 – Presentación de la Santísima Virgen.
· Martes 22 – Santa Cecilia, virgen y mártir.
· Jueves 24 – San Andrés Dung-lac, presbítero y compañeros, mártires.
· Sábado 26 – A las 19h en La Foia, Aniversario de Concepción Vilar Chiva.
* A las 19h en la Parroquia, Aniversario de Elías Ruíz Jodar.

· Domingo 27 – PRIMERO DE ADVIENTO.
* A las 12’30h, Misa de Santa Cecilia, patrona de los músicos.
* A las 13’15h, BAUTIZOS.

ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO

Miércoles 23 de Noviembre
De 11h a 12h en San Francisco.
Desde las 17’30h hasta la Misa, en la Parroquia.
* A las 18’30h tendrá lugar el rezo de vísperas.

CONVOCATORIAS

- Martes 22 a las 16h, Reunión de Vida Ascendente.
* A las 21’30h, reunión de lectores.

CONVOCATORIAS DE CATEQUISTAS

- Martes 22 a las 21’30h, reunión de catequistas de 1º y 2º de Confirmación.
- Miércoles 23 a las 21’30h, reunión de catequistas de Comunión.

COLECTA A FAVOR DE LA IGLESIA DIOCESANA

Parroquia............................... 1.088’97 €
San Francisco........................ 386’60 €
Carmelitas............................. 229’37 €
TOTAL................... 1.704,94 €

INTENCIONES DE MISA DE DIFUNTOS

Los que deseen anotar intenciones de misa para el próximo año, en sufragio de sus difuntos, pueden pasar por la Oficina Parroquial. También pueden anotarse las misas del primer aniversario.

V CICLO CONCIERTOS DE ÓRGANO

Un año más, durante el tiempo litúrgico de Adviento, tendrá lugar en nuestra Parroquia el Ciclo de Música para Órgano. El sábado 26 de noviembre a las 20h, Lucie Záková y Carlos Guerra ofrecerán un concierto a cuatro manos. Y el sábado 3 de diciembre a las 20h, el organista será Arturo Barba.
Esperamos que los conciertos tengan la aceptación de los otros años y puedan ser muchos los oídos que disfruten de nuestro órgano parroquial.

EL EVANGELIO DEL DOMINGO

Nuestra Madre, la Iglesia nos propone este pasaje del Evangelio de Mateo para celebrar la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Y en él, Jesús mismo nos explica cómo será su segunda venida a la tierra, al final de los tiempos, cuando vuelva en medio de su gloria a juzgar como Rey a todas las naciones. Entonces, como el Pastor del que habla el profeta Ezequiel en la primera lectura, separará las ovejas de las cabras. Enviará al cielo prometido a los que siguieron su palabra y su ejemplo de entrega a los demás, y al castigo tan temido a los que vivieron egoístamente, sin pensar y actuar por los demás. En pocas palabras: la salvación es de los que han amado a Cristo a través de las personas que Dios les ha puesto en la vida.
Desde muy pequeñitos aprendimos que el primer mandamiento de la ley de Dios es “Amar a Dios sobre todas las cosas”. Y desde pequeños nos ha parecido muy difícil amar con tal empeño a quien no vemos ni, a veces, escuchamos. Entonces, ¿cómo podemos amarlo como nos pide su Santa Ley?.
Jesús hoy nos da la respuesta: a Dios se le ama en los que nos rodean. Es decir, en los que Él mismo ha puesto a nuestro lado para probar nuestro amor. De ahí el segundo mandamiento de la Ley: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Así pues, cuando dejamos de amar al más pequeño de los que conocemos, estamos dejando de amar a Dios mismo que los ha creado. Y amar no espiritualmente, sino realmente: buscando el bien del amado, aún a costa de nuestro propio sacrificio. Eso es “negarse a uno mismo y coger la cruz”.
Si miramos a nuestro alrededor, el mundo está lleno de gente necesitada de amor, de perdón, de alimento, de vestido, de Dios… y a veces, están más cerca de lo que imaginamos. Ante ello, no podemos quedarnos sin hacer nada. Cristo nos está esperando en cada uno de ellos para también algún día, cobijarnos en sus brazos con toda la ternura y el amor que sólo Dios puede dar.
Pero, ¿seremos capaces de mirar con los ojos de Dios a las personas de nuestro entorno, hacer una lista de sus necesidades, pensar como podemos ayudarlas y ponernos manos a la obra?. Eso, realmente, ya no depende de Dios ni de la Iglesia, sino de nosotros mismos y del amor que cada uno tiene.