jueves, 27 de febrero de 2014

HOJA INFORMATIVA Nº 880



 DEL 2 AL 9 DE MARZO DE 2014.  
 
CULTO EN ARAIA

Domingo 2 a las 12h, Misa.

CULTO EN L’ALCORA

· Domingo 2 – VIII DEL TIEMPO ORDINARIO.
            * Colectas destinadas para CÁRITAS.

· Miércoles 5 – DE CENIZA. Ayuno y abstinencia.
HORARIO: 7’55h en las Carmelitas.
                          10h en el Calvario.
                          18h en San Francisco y La Foia.
                          19h en la Parroquia.
· Jueves 6 – NO habrá misa en La Foia.
· Viernes 7 – PRIMER VIERNES DE MES. Abstinencia.
          * A las 15’30h, Vía Crucis y misa en el Calvario.
          * A las 19h, Misa del Apostolado de la Oración por Nieves Bartoll Bartoll.

· Sábado 8 – A las 18h en San Francisco, Aniversario de Manuel Vera Suárez.
          * A las 19h en la Parroquia, Aniversario de Joaquín Beltrán Ramos.
          * A las 21’15h en la Capilla del Santísimo, Vigilia de la Adoración Nocturna (trasladada).
· Domingo 9 – PRIMERO DE CUARESMA.

ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO

Miércoles 5 de marzo
De 11h a 12h en San Francisco.
Desde las 16h hasta la Misa, en la Parroquia.
* A las 18’30h tendrá lugar el rezo de vísperas.

CONVOCATORIAS

- Miércoles 5 a las 16h, Oración mensual de las Camareras de Jesús Sacramentado.
            * A las 17h, Grupo 1 del Itinerario de Formación de adultos.
- Jueves 6 a las 21’30h, Grupos 2 y 3 del Itinerario.

MURAL CERÁMICO

   Hasta el día de hoy, entre el patrimonio que alberga nuestra iglesia parroquial, no contábamos con aquella manifestación artística que es definitoria de nuestra Villa: la cerámica. Por eso se colocará un mural cerámico, en la primera capilla lateral izquierda del templo, que representa a los patronos de la Diócesis: la Virgen de la Cueva Santa y San Pascual Bailón.
   Pintado por un artista local, ha sido obsequio de un donante anónimo.
   La bendición tendrá lugar el próximo miércoles de Ceniza, después de la misa vespertina.
 
EL EVANGELIO DEL DOMINGO

   El evangelio nos pone sobre la pista de temas muy actuales: los agobios de la vida, las esperanzas que hay en nuestro corazón, el afán de cada día… y frente a esto lo único que centra nuestras pretensiones como cristianos: buscar el Reino de Dios y su justicia.
   La elección de Dios y su justicia se hace en el contexto de un dilema: no se puede servir a dos señores. Y es que el evangelio siempre supone una seria confrontación entre las aspiraciones más materiales (en este caso el dinero) y Dios.
   En todo esto conviene ser realista y no andarnos por las nubes. Los apegos que tantas veces tenemos a las realidades de nuestro mundo muchas veces nos alejan de Dios aunque luego lo confesemos verbalmente o intencionalmente. El aprecio por los valores sencillos y auténticos, la sensibilidad frente al dolor o la pobreza, el deseo de seguimiento cercano del Señor pierden fuerza porque no nos hemos situado correctamente frente a la realidad que nos rodea.
   Podemos decir hoy que nuestra vida es profana. La mayoría de nuestras actividades (trabajo, estudio, relaciones humanas, atenciones a nuestras preocupaciones, descanso, ocio, comidas…) se mueven en este ámbito. Es normal. Pero lo que esto nos debe plantear es cómo asumir una espiritualidad realista en medio del mundo. Porque el Evangelio no es algo al lado de la vida, al margen, o en discontinuidad con ella. Porque si Dios no está entre nuestros quehaceres debemos preguntarnos dónde está.
   Dios no es una elección hecha a nuestra medida. Pero además no es alguien extraño a nuestra vida. Cuenta con nosotros y nuestras cosas y ese es el ámbito de nuestra búsqueda. Si Dios se nos hace presente en todo, no son las cosas lo que nos impide buscarle y hallarle, sino nuestras actitudes, nuestra rutina.
   Por nuestra parte, se requiere una mirada de fe y una disponibilidad confiada ante Cristo que lo es todo para mí. Debemos salir de nosotros mismos, discernir nuestros criterios y actitudes, saber valorar la profundidad de nuestro corazón ante las meras emociones… Cristo no es una realidad simplemente “simpática”, afectiva… a veces encontrarnos con Él exige de nuestra parte cierta sequedad. Pero ante la lucha interna que pueda suponer su seguimiento (frente a otros señores) tenemos “la certeza de la victoria” (D. Bonhoeffer).