miércoles, 11 de noviembre de 2015

HOJA INFORMATIVA N1 968

DEL 8 AL 15 DE NOVIEMBRE DE 2015 

CULTO EN L’ALCORA

· Domingo 8 - XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO.
* A las 13,15h., BAUTIZOS.

· Lunes 9 – Dedicación de la Basílica de Letrán.
· Miércoles 11 – San Martín de Tours.
· Jueves 12 - San Josafat, obispo y mártir.
· Sábado 14 - A las 18 h., misa en San Francisco.
- A las 19 h., misa en la Parroquia.

· Domingo 15 – XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO.
- DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA -

ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO. Miércoles 11 de noviembre

De 11 h., a 12 h., en San Francisco.
Desde las 17 h., hasta la Misa, en la Parroquia.
* A las 18 h., tendrá lugar el rezo de vísperas.

CONVOCATORIAS

-  Lunes 9 a las 16, - h., en los salones parroquiales, reunión de Vida Ascendente.
-  Jueves 12, a las 21,30 h., reunión de la Junta Local de Cofradías de Semana Santa.

COLECTA POR LA IGLESIA DIOCESANA

El próximo domingo 15 es el Día de la Iglesia Diocesana.  Con las colectas del sábado 14 y domingo 15, contribuimos a las necesidades de nuestra Iglesia Diocesana. Por tal motivo, este fin de semana, se repartirán los sobres para la colecta después de las misas.

DOMINGO XXXII / B del T.O.:   Marcos 12,38-44
Los Cristianos hoy debemos aprender a… prescindir de lo superfluo.
No es más pobre quien menos tiene sino quien desea más de lo que tiene…                             Facundo Cabrales  ponía en boca de san Francisco este dicho: “Deseo poco, y lo que deseo, lo deseo poco”.  Y el P. Arrupe nos alertaba ya en 1974 haciéndonos caer en la cuenta de cómo “lo superfluo se torna conveniente, lo conveniente necesario, y lo necesarios imprescindible.
 El caso límite de la viuda del evangelio nos marca una línea en el horizonte, no sólo como interpelación y llamada a la coherencia y honestidad de vida frente a los “ricos” que echaban dinero en el cepillo del templo, sino como interpelación para vivir de otra manera, aprendiendo a prescindir de lo que no es necesario, aprendiendo a vivir desde la autenticidad del “ser”, no del “tener”.     A eso se le llama “decrecer” para poder vivir, no solo yo, sino para que podamos vivir todos.   Los que sólo dan lo que les sobra, se quedan con lo que otros necesitan y a ellos les es más que suficiente.  Es la ley de vasos comunicantes, que impera hoy en el mundo de la globalización y la creciente desigualdad.  La solidaridad fraterna, vivida desde la misericordia, nos hace verdaderamente humanos y constructores del Reino de Dios.
La grandeza de una vida se mide en último término no por los conocimientos que uno posee, ni por los bienes que ha conseguido acumular, ni por el éxito social que ha podido alcanzar, sino por la capacidad de servir y ayudar a los otros a ser más humanos.  El hombre más poderoso, más sabio y más rico, queda descalificado como hombre si no es capaz de hacer algo gratis por los demás.
Cuántas gentes humildes, como la viuda del evangelio, aportan más a la humanización de nuestra sociedad con su vida sencilla de solidaridad y ayuda generosa a los necesitados, que tantos protagonistas de nuestra vida social, económica y política, hábiles defensores de sus intereses, su protagonismo y su posición.
En la vida misma de familia, ¿no es a veces más fácil dar cosas a los hijos que darles el cariño y la atención cercana que necesitan? ¿No resulta más cómodo subirles la paga que aumentar el tiempo dedicado a ellos?
No nos equivoquemos.  Estas personas sencillas, pero de corazón grande y generoso, que saben amar sin reservas, son lo mejor que tenemos en la Iglesia.  Ellas son las que hacen el mundo más humano, las que creen de verdad en Dios, las que mantienen vivo el Espíritu de Jesús en medio de otras actitudes religiosas falsas e interesadas. 
De estas personas hemos de aprender a seguir a Jesús.

           Son las que más se le parecen.