viernes, 17 de octubre de 2008

HOJA INFORMATIVA Nº 600

PARROQUIA DE L’ALCORA
DEL 19 AL 26 DE OCTUBRE DE 2008


CULTOS EN ARAYA

Octubre: Domingo 26 a las 12h.

CULTOS EN L'ALCORA

· Domingo 19 – XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO.
- DÍA DEL DOMUND –
(Colectas destinadas para misiones)
* A las 11h, comienza la Misa de Niños.

· Martes 21 – A las 19’30h en San Francisco, Misa de Santa Úrsula patrona de la Asociación de Bolilleras, en sufragio de Ángela Gil Monserrat y demás socias difuntas.
· Jueves 23 – A las 19’30h en San Francisco, Aniversario de Francisco Miravet Forés.
· Sábado 25 – A las 18’30h en San Francisco, Aniversario de Ramón Gasch Gasch.
* Recuerden que esta noche cambia la hora.

· Domingo 26 – XXX DEL TIEMPO ORDINARIO.
* A las 12’30h Misa de inicio de curso de los jóvenes de confirmación.
* A las 13’15h, BAUTIZOS.

ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO

Miércoles 22 de octubre desde las 15h hasta la Misa.

MISAS DE ANIVERSARIO

Los que deseen celebrar el primer aniversario de sus familiares difuntos, en el próximo año 2009, pueden pasar por la Oficina Parroquial para anotarlos.

CONVOCATORIAS

- Lunes 20
a las 21’30h, reunión de catequistas de Comunión.
- Miércoles 22 a las 21’30h, reunión de Lectores.

REUNIÓN PADRES DE POSCOMUNIÓN

Entendiendo que la primera comunión no significa un final, sino que debe enmarcarse dentro de un proceso que posibilite la maduración progresiva de la persona en la fe cristiana, hasta recibir los tres sacramentos de la Iniciación Cristiana, invitamos a los niños que el año pasado tomaron la comunión a seguir la catequesis.
Para hablar de este tema, convocamos a los padres de los niños que el curso pasado tomaron la comunión, a una reunión el miércoles 22 a las 20h en los salones parroquiales.

DOMUND 2008

Pablo de Tarso es la persona creyente, coherente con la fe recibida, a quien el encuentro con Jesucristo camino de Damasco le cambia la vida de modo que, a partir de ese momento, vivirá para Él y para la misión de predicar el Evangelio a los gentiles que Jesús le encomienda.
Como Apóstol, proclamará la Buena Noticia adaptándose a las circunstancias y la cultura de sus oyentes, anunciará la llegada del Reino de Dios y reunirá en comunidades (Iglesias) a quienes van respondiendo a la llamada de la fe.
Como Apóstol también, se preocupará por la salud y el bienestar de sus hermanos, curará enfermos, resucitará muertos y hasta organizará entre las comunidades cristianas de las ricas ciudades del imperio romano, una colecta para socorrer a los pobres de la Iglesia madre de Jerusalén.
Como sabéis, estamos celebrando desde el pasado 28 de junio el bimilenario de su nacimiento. Y este acontecimiento es una ocasión excepcional para recordarnos que aquella misión iniciada por Jesucristo y continuada por Pablo y los demás apóstoles hasta los confines del mundo entonces conocido, dos mil años después “está todavía en los comienzos”, porque “las gentes que todavía no han recibido el primer anuncio de Cristo son la mayoría de la humanidad” (RMI 40). Y sentir que somos nosotros quienes estamos ahora llamados a ser apóstoles de Jesucristo.
Los misioneros, siguiendo la estela de San Pablo, se sienten enviados a “anunciar el Evangelio allí donde el nombre de Cristo no es aún conocido” (Rom 15,20). Por eso, continúan proclamando la Buena Noticia hasta los últimos rincones del mundo, inculturando el Evangelio, construyendo el Reino, reuniendo comunidades vivas donde los cristianos celebran y alimentan su fe. A pie, a caballo, en moto o en coche, recorren caminos y senderos repitiéndose a sí mismos: “¡Ay de mi, si no evangelizare!” (1Cor 15,16). No les importan las penalidades, enfermedades, sufrimientos, persecuciones e incomprensiones que también hoy ellos, como dos mil años atrás San Pablo, tienen que padecer. En su debilidad, encuentran la fuerza en Cristo, y aunque se saben frágiles vasijas de barro, les apremia el amor de Dios y el amor de los hermanos. Ellos también continúan aliviando sufrimientos, socorriendo a los más necesitados, dando vida donde reina la muerte, creando esperanza entre los excluidos de las naciones, abriendo horizontes de un futuro mejor. Miles de escuelas, hospitales, dispensarios, y tantos proyectos humanitarios, testimonian el amor de Dios y la solidaridad de los hermanos.
La celebración del DOMUND es un momento oportuno para sentir nosotros también la urgencia de la Misión, llenarnos del espíritu de San Pablo, y colaborar desde nuestra oración y nuestra solidaridad con las tareas evangelizadoras de los misioneros.