DEL
13 AL 20 DE DICIEMBRE DE 2015
CULTO
EN L’ALCORA
· Domingo
13 – III de ADVIENTO.
* A las 13 h., BAUTIZOS.
·
Lunes 14 – San Juan de la Cruz , presbítero y doctor.
·
Miércoles 16 - A
las 18,30 h., misa en sufragio del cura
Venerable Juan Bta. Bertrán Ahís.
·
Sábado 19 – A
las 18 h., misa en san Francisco.
-
A las 19 h., misa en la Parroquia.
· Domingo
20 – IV de ADVIENTO.
ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO. Miércoles 16 de diciembre
De 11h a 12h en San Francisco.
Desde las 17 h hasta la Misa , en la Parroquia.
* A las 18 h tendrá lugar el rezo de
vísperas.
CONVOCATORIAS
- Lunes 14 - Alas 16 h., reunión de Vida Ascendente.
- Jueves
17 – A las 21 h., en los salones parroquiales, charla sobre NAVIDAD: ¿Que celebramos?
Su teología y el significado de las
celebraciones.
Quedan todos
invitados, para profundizar juntos en la dimensión celebrativa de estas fiestas.
BENDICIÓN
DEL NIÑO JESÚS
Como viene siendo tradición, el
último domingo de Adviento, día 20, en la misa de niños (12 h.), se bendicen las
imágenes del Niño Jesús que porten los fieles.
TAPICES
NAVIDEÑOS
Como en años anteriores, se pueden adquirir
en la oficina parroquial los tapices con la imagen del Niño o el Nacimiento
para colgar en el balcón, al precio de 17 €.
EL ADVIENTO QUE DIOS QUIERE
Un Adviento “en espíritu y en
verdad” (Jn 4, 24). Que
sepamos vivir la liturgia: oraciones, lecturas, símbolos, cantos,
sacramentos. No importa tanto la forma,
sino el mensaje. Que vaya calando en nuestra
vida.
Un Adviento sencillo. Cuando Jesús entró en el mundo se envolvió en pañales de
sencillez. Fue el demonio el que tentó
al Señor para que se presentara al pueblo de manera
apoteósica. Sencillos fueron sus padres,
su cuna, su pueblo, su trabajo.
Sea así nuestro Adviento. Empecemos por gustar y vivir la sencillez, por preferir a los sencillos, por valorar las cosas pequeñas. Puede que el Señor te visite y se haga presente cuando haces una oración breve, cuando saboreas una lectura, cuando compartes la liturgia con los hermanos, cuando comulgas con fe renovada, o en la celebración penitencial de la parroquia, cuando pides o prestas un pequeño servicio.
Sea así nuestro Adviento. Empecemos por gustar y vivir la sencillez, por preferir a los sencillos, por valorar las cosas pequeñas. Puede que el Señor te visite y se haga presente cuando haces una oración breve, cuando saboreas una lectura, cuando compartes la liturgia con los hermanos, cuando comulgas con fe renovada, o en la celebración penitencial de la parroquia, cuando pides o prestas un pequeño servicio.
Un Adviento vivo. Que el espíritu del
Adviento impregne tu vida y puedas contagiarlo. Llevar esperanza donde hay desencanto, poner
alegría donde hay tristeza, poner esfuerzo y
energía donde hay cansancio. Vale aquí
también lo sencillo, una palabra, un gesto. Si eres capaz de animar a alguien, de arrancar
una sonrisa, enjugar una lágrima, iluminar una situación oscura o colaborar en
un trance difícil.
Un Adviento solidario. Siempre la preferencia de
los pequeños y los pobres. ¿Cómo puedes llenar a los pobres de alegría y esperanza? ¿Podrías tú vivir la ilusión del Adviento
mientras ellos están desesperados? Tu Adviento ha de ser compasivo y cercano a
los que sufren. ¿No te preparas para recibir
a Jesucristo? Pues ellos son también Cristo.
Un Adviento cristiano. Siempre es a Cristo a quien esperamos. Nuestra salvación está en Cristo. “Y no hay otro Nombre que pueda salvar a los
hombres”. Si queremos cambiar, es mirando
a Jesucristo. S i vamos a los demás, es desde el Espíritu de Cristo. Si acogemos a los pobres, es porque en ellos
nos visita Cristo. Nada podríamos hacer
y nada podríamos esperar si nos falta Cristo.
Domingo
III/C de ADVIENTO: Lucas
3,10-18
Este tercer domingo de Adviento, es
también un domingo de alegría, porque el Dios que llega es el Dios de la misericordia,
que mira con cariño a quienes nadie mira, o si lo hace, lo hace con desprecio. Son aquellos que el papa Francisco llama “descartados”, sobrantes, y
ante los cuales también nosotros apartamos
la vista.
Como
los que escuchaban a Juan Bautista, nos preguntamos hoy “qué tenemos que hacer”. Juan anuncia un bautismo nuevo, el de Jesús,
que fue bautismo con Espíritu Santo, espíritu de bondad, misericordia y alegría.