DEL 21 AL
28 DE MARZO DE 2016.
·
Domingo 21 – SEGUNDO de CUARESMA.
Colectas destinadas a las obras de la casa de Cáritas
·
Viernes 26 – Abstinencia -
A
las 15,30 h., en el Calvario, Vía Crucis y Misa.
· Sábado
27 - A las 18 h., en San Francisco, funeral de Eusebio Aparici Andrés.
- A las 19 h., en la Parroquia, aniversario
de Ramón Tomás Paús.
· Domingo
28 - TERCERO de CUARESMA.
ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO. Miércoles
24 de febrero
De 11h a 12h en San Francisco.
Desde las 17 h. hasta la Misa , en la Parroquia.
* A las 18 h. tendrá lugar el rezo de
vísperas.
CONVOCATORIAS
Martes 23 a las 18,30 h. en los salones parroquiales, reunión padres niños de Primera Comunión.
Del lunes 22 al viernes 26, a las 21,30 h.,
en los salones parroquiales Cursillos Prematrimoniales.
PEREGRINACIÓN
JUBILAR a la S.I. CATEDRAL
El
sábado 12 de marzo, los
arciprestazgos de Albocácer, Lucena y Pla de L’Arc, peregrinaremos a la S.I. Catedral
en Segorbe, para ganar el Jubileo de la Misericordia.
Precio
autobús 6 €. La salida será a las 9,30 h., y regreso por
la tarde. Queda por concretar el horario
completo y las opciones de comida: bocadillo o restaurante. Pueden
inscribirse en la Oficina Parroquial.
Domingo II de CUARESMA:
Lucas 9, 28b-36
Mensaje del Papa para la cuaresma 2016 (extracto)
En la Bula de convocación del
Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida
con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios.
con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios.
María, después de haber acogido
la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, María canta proféticamente
en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de
Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la
Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del
Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal. En la tradición
profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente
con las entrañas maternas (rahamim) y con una bondad generosa, fiel y compasiva
(hesed) que se tiene en el seno de las relaciones conyugales y parentales.
El misterio de la misericordia
divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y
su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de amor, en el cual Dios desempña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija y el de esposa infiel. Son justamente las imágenes familiares —como en el caso de Oseas (cf. Os 1-2)— las que expresan hasta qué punto Dios desea unirse a su pueblo.
su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de amor, en el cual Dios desempña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija y el de esposa infiel. Son justamente las imágenes familiares —como en el caso de Oseas (cf. Os 1-2)— las que expresan hasta qué punto Dios desea unirse a su pueblo.