DEL 22 AL 29 DE MAYO DE
2016
CULTO EN L’ALCORA
·
Domingo 22 – LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
-JORNADA
PRO-ORANTIBUS-
·
Sábado 28 - A las 18,30 h., misa en San
Francisco.
- A las 19,30 h., en la Parroquia , aniversario de
Enrique Gómez Beltrán
* A las 20,30h., Vigilia extraordinaria del Corpus Christi.
· Domingo
29 – SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO.
-
DÍA DE LA CARIDAD – Colecta para CARITAS
9, - h.,
misa en San Francisco.
10, - h., en las Carmelitas.
10,
30 h., en la Foya , Misa y Procesión.
11, - h., en la Parroquia , Misa Solemne, y Procesión
del Corpus Christi.
* A las 13,30 h., BAUTIZOS.
ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO. Miércoles 25
de mayo
De 11 h., a
12 h., en San Francisco.
Desde las 17,30
h., hasta la Misa ,
en la Parroquia.
A las 19,30 h.,
rezo de vísperas.
SANTÍSIMA TRINIDAD
El primer gesto que hacemos al comenzar la
Eucaristía es invocar al Dios Trinidad:
“En
el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Creer en la Santísima Trinidad es vivir profundamente
la fe y experimentar en nuestra vida a Dios como comunión, como Padre que nos
ama, como Hijo cercano a nosotros, familiar, y como Espíritu que guía nuestros
pasos “hasta la verdad plena”.
Es un misterio de vida y comunión,
de fe y de
adoración, más que de alta reflexión teológica.
RECUPERAR UN
SÍMBOLO: -La CRUZ -
Los gestos simbólicos pueden
ayudarnos a vivir la existencia con más hondura, pero,
repetidos de manera distraída, pueden convertirse en
algo mecánico y rutinario, vacío de todo
significado vital.
Así sucede con frecuencia con esta cruz
que los cristianos hemos aprendido desde niños a trazar sobre nosotros mismos y
que resume toda nuestra fe sobre el misterio de Dios y sobre el espíritu que ha
de animar nuestra vida entera.
Esa cruz es “la señal del cristiano” que
ilumina nuestro caminar diario. Ella nos
recuerda a un Dios cercano, entregado por nosotros. Esa cruz nos da esperanza. Nos enseña el camino. Nos asegura la victoria final en Cristo
resucitado.
Pero este gesto tiene un significado más
hondo. Al hacer la cruz con nuestra
mano, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo hasta el derecho,
consagramos nuestra frente, boca y pecho, expresando así el deseo de acoger el
misterio de Dios Trinidad en nosotros y la trayectoria que queremos dar a
nuestra vida.
Esto es lo que queremos: que los pensamientos que elabora nuestra
mente, las palabras que
pronuncia nuestra boca, los sentimientos y deseos que nacen de nuestro
pecho sean los de un hombre o mujer que viva “en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo”