DEL 11 AL 18 DE
NOVIEMBRE DE 2012. Nº 812
CULTOS EN L'ALCORA
·
Domingo
11 – XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO.
*
A las 13’15h, BAUTIZOS.
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Lunes
12 – San Josafat, obispo y mártir.
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Sábado
17 – Santa Isabel de Hungría.
*
A las 19h en la Parroquia,
Aniversario de Mª Carmen Canata Pérez.
·
Domingo
18 – XXXIII DELTIEMPO ORDINARIO.
- DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA
-
(Las
colectas de este domingo se destinarán
a
la Iglesia diocesana)
ADORACIÓN
DEL SANTÍSIMO. Miércoles 14
de noviembre
De 11h a
12h en San Francisco.
Desde las
17’30h hasta la Misa,
en la Parroquia.
* A las 18’30h
tendrá lugar el rezo de vísperas.
INTENCIONES
DE MISA DIFUNTOS
Los que deseen apuntar intenciones de Misa para
el próximo año, en sufragio de sus difuntos, pueden pasar por la Oficina parroquial.
CONVOCATORIAS
- Martes 13 a las 16h, reunión de Vida
Ascendente.
* A las 21’30h, reunión de la Junta Local de Cofradías de
Semana Santa.
GRUPOS
ITINERARIO DE ADULTOS
Con el fin de establecer los temas a tratar
este curso en el que la Iglesia está celebrando el Año de la Fe, nos reuniremos los grupos
del Itinerario de Formación Cristiana de Adultos el jueves día 15 a las 21’30h en los salones
parroquiales.
LOTERÍA DE
NAVIDAD
Está disponible la lotería de Navidad de la Parroquia. Si
alguien quiere hacer el servicio de vender algún talonario, puede pasar a
recogerlo por la Oficina.
ORACIÓN
COMUNITARIA
Reemprendemos el día 16 a las 21h las Oraciones Comunitarias
en la Capilla
del Santísimo. Tendrán lugar los terceros viernes de mes. Están abiertas a toda
la comunidad parroquial. Y como el curso pasado, serán elaboradas por grupos
parroquiales.
¿POR QUÉ LA IMPORTANCIA DE
LA ORACIÓN?
Como nos recordaba el Sr. Obispo hace unas semanas en su carta
dominical: “En el camino de la fe es imprescindible la oración, que es la
puerta que lleva a la fe, la hace crecer, la fortalece y la mantiene viva”
La oración es la llave que abre nuestro corazón
y nuestra alma al Espíritu Santo; es decir, a Su acción de transformación en
nosotros. Al orar, permitimos a Dios actuar en nuestra alma -en nuestro entendimiento
y nuestra voluntad- para ir adaptando nuestro ser a Su Divina Voluntad.
La oración nos va descubriendo el misterio de la Voluntad de Dios. (cfr.
Ef.1,9)
La oración va conformando nuestro ser a esa
forma de ser y de pensar divinas: nos va haciendo ver las cosas y los hechos
como Dios los ve.
La oración nos va haciendo conformar nuestra
vida a los planes que Dios tiene para nuestra existencia.
En fin: la oración nos va haciendo cada
vez más “imagen de Dios”.
Tal vez por todas estas cosas y por el interés de la Iglesia en la
oración, el Papa Juan Pablo II nos dejó una consigna, consigna que repetía en
todos sus viajes y que él mismo practicaba: “Ante todo,
creced en el Señor... Abrid siempre más vuestro corazón a Cristo. Acoged Su presencia
misteriosa y fecunda; cultivad la intimidad con El en ese encuentro que cambia la vida... Creced siempre en el
Señor. Creced hacia la plenitud de Dios” (Ef.3,19). Y esta consigna no fue precisamente para el Clero o los Religiosos: la decía
para los laicos.
Y ese crecimiento en el Señor, ese crecimiento hacia la plenitud de Dios
no puede darse sin la oración, sin "ese encuentro que cambia la
vida".
Y ese crecimiento significa ir creciendo en los frutos del Espíritu
Santo, algunos de los cuales cita San Pablo en su carta a los Gálatas (Gal.
5,22-23): amor, alegría, paciencia, comprensión, bondad, fidelidad, mansedumbre,
dominio de sí ... pues el Espíritu Santo va infundiendo ésos y otros frutos en
el alma de todo aquél que se abre a su acción de transformación divina, sobre
todo a través de la oración.
La oración es tan importante que no podemos, por ejemplo, pretender
amar, amar verdaderamente, amar como Dios nos ama, si no nos abrimos a la acción
del Espíritu Santo a través de la oración y de los Sacramentos. Porque para
amar verdaderamente hay que dejar que sea el Espíritu Santo -que habita en
nuestro interior si estamos en estado de gracia-, quien ame en nosotros y a
través de nosotros. De otra manera, lejos de proyectar el Amor de Dios en nosotros,
podemos más bien proyectar nuestro propio yo.
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