DEL 16 AL 23
DE JULIO DE 2017
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Domingo 16 – XV DEL TIEMPO ORDINARIO.
9,
- h., misa en San Francisco.
Ntra. Sra. del CARMEN.
10, 30 h., en las Carmelitas., misa
en Honor a Nta. Sra. del Carmen e imposición del Escapulario.
12, - h., misa en la Parroquia ,
* A las 13 h., BAUTIZOS.
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Sábado 22 - Santa MARÍA MAGDALENA.
- A las 18,30 h.,
misa en san Francisco.
- A las 19,30 h., en la
Parroquia , aniversario de Manuel Mascarós Chiva.
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Domingo 23 – XVI DEL TIEMPO
ORDINARIO.
Se requieren voluntarios para portar el Cristo en la procesión de bajada del Calvario, el día del Cristo. Seis personas que alternarán el llevar el Cristo y las cintas. Y cuatro más para los faroles que acompañan al Cristo, durante toda la procesión.
Los interesados pueden pasar por la oficina parroquial.
DOMINGO XV / A del T.O.:
Mateo 13,1-23
SEMBRAR José Antonio Pagola
“El que tenga oídos para oír, que oiga”. Así finaliza el relato de la
parábola del sembrador. Con ello se nos pide que prestemos mucha atención a la
parábola. Pero, ¿en qué hemos de reflexionar? ¿En el sembrador? ¿En la
semilla? ¿En los diferentes terrenos?
Tradicionalmente nos hemos fijado
casi exclusivamente en los terrenos en que
cae la semilla, para revisar nuestra actitud al escuchar el Evangelio.
Sin embargo debemos prestar atención al sembrador y a su modo de sembrar.
Es lo primero que dice el
relato: “Salió el sembrador a sembrar”. Lo hace con una confianza
sorprendente y de manera abundante. La semilla cae por todas partes,
incluso donde parece difícil que la semilla pueda germinar. Así lo
hacían los campesinos de Galilea.
A la gente no le es difícil
identificar al sembrador. Así siembra Jesús su mensaje. Todas
las mañanas, anuncia la Buena Noticia de Dios, siembra su Palabra entre la
gente sencilla que lo acoge, y también entre los escribas y fariseos que lo
rechazan. Nunca se desalienta. Su siembra no será estéril.
Desbordados por una fuerte crisis
religiosa, podemos pensar que el Evangelio ha perdido su fuerza original y que
el mensaje de Jesús ya no tiene garra para atraer la atención del hombre o la
mujer de hoy. Ciertamente, no
es el momento de “cosechar” éxitos llamativos, sino de aprender a sembrar sin
desalentarnos, con más humildad y verdad.
No es el Evangelio
el que ha perdido fuerza humanizadora,
somos nosotros los que lo estamos anunciando con una fe débil y vacilante. No
es Jesús el que ha perdido poder de atracción. Somos nosotros los
que lo desvirtuamos con nuestras incoherencias y contradicciones.
El Papa
Francisco dice que, cuando un cristiano no vive una adhesión fuerte a Jesús, “pronto
pierde el entusiasmo y deja de estar seguro de lo que transmite, le falta
fuerza y pasión. Y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura,
enamorada, no convence a nadie”.
Evangelizar no es propagar una
doctrina, sino hacer
presente en medio de la sociedad y en el corazón de las personas la fuerza
humanizadora y salvadora de Jesús.
Y esto no se puede hacer de cualquier manera. Lo más decisivo no es el número
de predicadores, catequistas y enseñantes de religión, sino la
calidad evangélica que podamos irradiar los cristianos.
¿Qué
contagiamos? ¿Indiferencia o fe convencida?
¿Mediocridad
o pasión por una vida más humana?