DEL
20 AL 27 DE AGOSTO DE 2017
Domingo 20 – XX DEL TIEMPO ORDINARIO.
Colectas
para las Obras de la Casa
de Cáritas -
Martes 22 - Santa María Virgen Reina.
Jueves 24 - San Bartolomé, apóstol
A las 12,30
h., en la Parroquia ,
misa por los difuntos de la Asociación de Jubilados y Pensionistas “L’Alcalatén”
Sábado
26 - Santa
Teresa de Jesús Jornet e Ibars, patrona
de la ancianidad.
A las 18,30 h., Misa en San
Francisco.
NO habrá misa vespertina en la Parroquia.
Domingo 27 – STMO. CRISTO
DEL CALVARIO
Horario
de Misas y
Procesión:
9 h., en San Francisco.
10
h., en las
Carmelitas y en la Foia.
11,30 h., en la Parroquia , Misa Solemne.
19 h., misa
en la Parroquia.
20 h., Ofrenda de flores al Cristo y Solemne Procesión al Calvario.
El
día del Cristo, el Calvario estará abierto desde las 7h.
TAPICES DEL CRISTO
Se pueden adquirir en el Calvario al precio de 20 €.
DOMINGO
XX / A del T.O.: Mateo 15, 21-28
Los gritos de una extranjera que sigue a Jesús “Ten compasión de mí, Señor Hijo de David…” marcan “un antes y un después” en
su misión:
“Mujer, qué grande es tu fe:
que se cumpla lo que deseas”.
Jesús
vive muy atento a la vida. Es ahí donde descubre la voluntad de Dios. Mira con
hondura la creación y capta el misterio del Padre, que lo invita a cuidar con
ternura a los más pequeños. Abre su corazón
al sufrimiento de la gente y escucha la voz de Dios, que lo llama a aliviar su
dolor.
Los
evangelios nos han conservado el recuerdo de un encuentro que tuvo Jesús con
una mujer pagana en la región de Tiro y Sidón. El relato es sorprendente y nos
descubre cómo aprendía Jesús el camino concreto para ser fiel a Dios.
Una
mujer sola y desesperada sale a su encuentro. Solo sabe hacer una cosa: gritar
y pedir compasión. Su hija no solo está
enferma y desquiciada, sino que vive poseída por un “demonio muy malo”. Su
hogar es un infierno. De su corazón desgarrado brota una súplica: “Señor,
socórreme”.
Jesús
le responde con una frialdad inesperada. Él tiene una vocación muy concreta y
definida: se debe a las “ovejas descarriadas de Israel”. No es su misión adentrarse en el mundo
pagano: “No está bien echar a los perros el pan de los hijos”.
La
frase es dura, pero la mujer no se ofende. Está segura de que lo que pide es bueno
y, retomando la imagen de Jesús, le dice estas admirables palabras: “Tienes
razón, Señor; pero también los perros comen las migajas
que caen de la mesa de sus amos”.
De pronto Jesús comprende todo desde una luz nueva. Esta mujer tiene
razón: lo que desea coincide con la voluntad de Dios, que no quiere ver sufrir
a nadie. Conmovido y admirado le dice: “Mujer, ¡qué grande es tu fe!, que se
cumpla lo que deseas”.
Jesús, que parecía tan seguro de su propia misión, se deja enseñar y
corregir por esta mujer pagana. El sufrimiento no conoce fronteras. Es verdad que su misión está en Israel, pero
la compasión de Dios ha de llegar a cualquier persona que está sufriendo.
Cuando nos encontramos con una persona que sufre, la
voluntad de Dios resplandece allí con toda claridad. Dios quiere que aliviemos
su sufrimiento. Es lo primero. Todo lo
demás viene después. Ese fue el camino que siguió Jesús para ser fiel al Padre.
JESÚS,
ayúdanos a escuchar a todos, piensen lo que piensen, a dejarnos interpelar por
todo acontecimiento y circunstancia, a
comprometernos sin fanatismo por la verdad siempre humilde, a
poner nuestro esfuerzo en la construcción de tu reino, a poner
sinceridad, racionalidad, sentido... en
nuestras relaciones.